Nuestras viñas viejas son respetadas al máximo, entendemos que son un tesoro patrimonio de esta tierra. Existieron antes de que llegáramos y existirán cuando ya no estemos. Nuestra labor es cuidarlas para dejarlas mejor que cuando las encontramos, para que sigan su camino a través del tiempo.
En Otoño, el viñedo es el cuadro vivo que cualquier pintor querría plasmar, rojos fuertes, granates, amarillos paja, amarillos limón, verdes oscuros y claros, todo mezclado. Esta maravillosa mezcla se debe a la enorme cantidad de variedades de uva que la gente del lugar plantó en su día.
El nombre más importante es la Tinto Fino, Tinta del País o comúnmente llamada Tempranillo. En nuestra región, la Tinto Fino es una adaptación del Tempranillo, por eso la llamamos así, con orgullo, con diferencia. Otras variedades interesantes y aclimatadas son Albillo Mayor, Bobal, Garnacha Blanca, Garnacha Tintorera, Garnacha común, Pirulesa, Alarije, y al menos hasta tres variedades que estamos a la
espera de identificar o poner nombre. Los técnicos que las están estudiando están aún perplejos.