Magna Vides

Magna Vides

Magna Vides es hacer lo que amas con los que amas.

¿TODO PARA NADA?

A lo largo de estos últimos días esto es lo que le ha pasado a un buen número de viticultor@s a lo ancho de la Ribera del Duero, desde la más mediática Pesquera de Duero, a La Vid y alrededores, pasando por los dos Piñeles, el páramo de Fuentenebro y Moradillo, Fuentelcésped, Fuentespina, Santa Cruz y aquí y allá donde la nube caprichosa ha descargado su energía para convertirlo todo en nada.

Cada pocos años pasa esto, aunque no tan extendido ni tan virulento. En los últimos tiempos nos tocó una viña de Garnacha que teníamos en Hontangas, otro año en unas viñitas antiguas de las de verdad que recuperábamos en Bocigas de Perales, y hace tres años en una de nuestras viñas fetiche, el paraje de Valdecuadrón, en Quintana del Pidio.

Pero la más gorda y generalizada en La Aguilera fue la de 2011. Recuerdo que estaba plantando con el pincho de agua una viña nueva en el paraje La Fuente del Pez, y de pronto llegó LA NUBE,,,,,, La vivencia que tuve imagino que será parecido a lo que ha pasado estos días a esta gente. Sales corriendo a refugio y empieza el estruendo atronador dentro del coche, parece que se te está cayendo el cielo encima, los granizos como piedras destrozando los tallos, y lo ves, ves cómo van saltando los pámpanos aquí y allá, uno tras otro, sin excepción, y los ojos como platos. La sensación de recordarte pequeño, de sentir la impotencia, porque somos impotentes ante la naturaleza. Y la pregunta constante de “¿por qué me ha pasado a mí?”.

La libertad cuando trabajas tus viñedos, cuando estás allí día tras día, perfilando tus plantas, dibujando tu vida, sintiendo agradecimiento por lo que haces, viendo la recompensa con su delicioso fruto, y deleitándote en el otoño con ese cuadro coloreado por la vida. Todo eso lo cuentas a quienes te preguntan que por qué te dedicas a trabajar sol@ a diario “en mitad de la nada”, como a veces te dicen. Pero después de eso cuentas que la otra cara de la moneda es que te lo juegas todo a una carta. Que estás hasta el último día en que coges las uvas mirando siempre al cielo, por si acaso. Y lo que la gente no llega a entender, o a visualizar, es que cada verdura, fruta que comen, el pan que tienen a mano cada día, el vino, todo lo que sale de la tierra, llega a cada plato o copa porque hay gente en los campos trabajando para ello, sudando cada día y temiendo la nube o el hielo tardío, o rezando porque llueva algo esa primavera o que deje de llover porque se nos inundan los cultivos. Es una vida mirando al suelo y al cielo. Estos días ha sido en Ribera del Duero, hace dos meses fueron las heladas en media Francia e Italia, otro año fue en tu pueblo, o el hielo que cayó en 2017 en el cual perdimos el 85% de nuestras uvas. Así de incierta es la vida de quien trabaja su explotación, y como decían al principio de la Pandemia del año pasado, cuando a l@s agricultor@s nos dejaban trabajar para que la comida siguiera llegando a las tiendas: No todos los héroes vuelan, algunos van en tractor.

¿Todo para nada? A veces, pero seguiremos trabajando los campos, porque los sueños están ahí delante,, sólo hace falta alargar el brazo y acariciarlos.


Texto: Pablo Arranz
Imagen: www.lautopiadeldiaadia.com

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Calle Diseminados, 39A, 09370, La Aguilera, Burgos

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